domingo, 11 de marzo de 2012

Los mamuts tenían sangre "anticongelante"

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Los grandes mamuts del Pleistoceno tenían sangre “anticongelante” que les permitía mantener su cuerpo en perfectas condiciones aún cuando las temperaturas eran extremadamente bajas, según se desprende de un estudio publicado en Nature Genetics.

Para llegar a esta conclusión, los científicos hansecuenciado los genes de la hemoglobina procedentes de tres mamuts siberianos, de hace diez mil años de antigüedad, que se conservaron en el permafrost, la capa de hielo permanente situada en los niveles superficiales del suelo en las regiones muy frías, como los polos.

La hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos sanguíneos y que se ocupa de la circulación del oxígeno a través de la sangre, recogiéndolo en los pulmones y transportándolos hasta los tejidos. El análisis mostró que en estos animales prehistóricos la hemoglobina había sufrido una serie de mutaciones que le permitía liberar el oxígeno incluso a muy bajas temperaturas, una capacidad que normalmente se ve inhibida cuando los termómetros descienden por debajo de cero grados.

“Ha sido como viajar atrás en el tiempo y tomar una muestra de sangre de un mamut” afirma Kevin Campbell, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Manitoba (Canadá) Según su compañero Alan Cooper, director del Centro Australiano de ADN de la universidad de Adelaida, ha sido muy significativo poder "traer de vuelta una compleja proteína de una especie extinta de nuevo a la vida y descubrir importantes cambios bioquímicos que no se encuentran en ninguna especie viviente".


jueves, 1 de marzo de 2012

Reconstruyen el fósil de un pingüino gigante

pinguinogigante

Se llama Kairuku y vivió en Nueva Zelanda hace entre 24 y 25 millones de años. Un grupo de geólogos de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) ha logrado reconstruirlo a partir de sus huesos fosilizados y estiman que el animal medía 1,3 metros y pesaba al menos 60 kilos, lo que le hacía algo más alto y el doble de pesado que su pariente moderno el pingüino emperador.
Los restos de este gigante prehistórico fueron encontrados "por casualidad" hace 35 años por un paleontólogo que buscaba fósiles de ballena. Kairuku, cuyo nombre proviene del maorí y puede traducirse como "el buzo que vuelve con comida"
, "era un pájaro bastante elegante dentro de los estándares de los pingüinos, con el cuerpo delgado y las aletas largas, pero las piernas y los pies gruesos y cortos", indican sus descubridores.

En aquella época, hace unos 25 millones de años, la mayor parte de Nueva Zelanda estaba sumergida, de forma que habría muchas zonas con tierra y rocas aisladas, configurando un hábitat ideal para los pingüinos que estarían a salvo de sus depredadores y encontrarían abundante comida. Los esqueletos de los pingüinos se enterraron protegidos de las olas y las corrientes marinas, lo que permitió, según los investigadores, que sus fósiles se conservaran intactos hasta su descubrimiento.
El trabajo, publicado en la revista Journal of Vertebrate Paleontology, supone un impulso para el estudio del origen de las aves marinas y de los pingüinos extintos que vivieron millones de años antes que los que hoy conocemos.