Optar por una cesárea es cada vez más popular. Uno de cada cuatro partos en España se produce mediante esta intervención, según datos del Ministerio de Sanidad de 2009. Esta operación, muy útil cuando el parto se complica, tiene, sin embargo, sus riesgos y es una pendiente resbaladiza que hace que la vía abdominal se repita también en los siguientes embarazos y que aumenta la probabilidad de que aparezcancomplicaciones graves a largo plazo.
En EEUU, cerca del 90% de los partos después de una primera cesárea se produce también por este método. En España, el porcentaje es, probablemente, inferior, aunque este medio no ha podio acceder a estadísticas recientes. A pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias para reducir la cifra, la planificación de una segunda cesárea es muy común, especialmente en los centros privados, impulsada en parte por estudios que sugieren que esta opción es más segura que el parto vaginal.
El último número de la revista 'PLoS Medicine' recoge un trabajo cuyas conclusiones apuntan en esta dirección. En él, el riesgo de que el niño muriera o sufriera graves complicaciones fue superior en los partos vaginales (2,3%) frente a una segunda cesárea programada (0,9%), y lo mismo sucedió con el riesgo de hemorragia en la madre.
Sin embargo, "no se puede sacar la conclusión de que un método sea más seguro que otro", apunta Manuel Casellas, del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Materno-Infantil Vall d'Hebrón (Barcelona). "En primer lugar porque el estudio, al incluir varios centros, incluye prácticas muy variables en el manejo del parto vaginal y, además, porque no aporta datos sobre los controles intraparto que se realizaron", añade.
Estos factores pueden haber influido en los resultados, así como el hecho de que fueron las participantes -un total de 2.345 australianas- las que escogieron el método por el que darían a luz, decisión que pudo basarse en factores maternos o fetales que también podrían haber afectado. En cualquier caso, el estudio vuelve a poner sobre la mesa la cuestión de las cesáreas electivas y de repetición.
Un debate que podría evitarse
"El parto siempre tiene un riesgo, independientemente de cómo se lleve a cabo", explica Casellas. "Y, en cualquier caso, las cifras absolutas [de complicaciones] son mínimas y, si bien los riesgos a corto plazo podrían inclinar la balanza en favor de la vía abdominal electiva, a largo plazo, esta intervención aumenta las posibilidades de aparición de problemas de mala inserción de la placenta", entre otros.
Por tanto, las consecuencias a largo plazo de las cesáreas repetidas también se deben tener en cuenta a la hora de planificar el parto y las mujeres deben conocerlos. "Desafortunadamente, es probable que la discusión sobre los mínimos riesgos asociados con el parto vaginal después de una cesárea y la necesidad de abogar con este método siga siendo académica", apunta Catherine Spong, del Instituto Nacional de Salud del Niño y Desarrollo Humano de EEUU.
"A pesar del bajo riesgo que tiene intentar un parto vaginal después de una cesárea, en mucha zonas, las mujeres no tienen la oportunidad de elegir el método que prefieren para dar a luz", subraya Spong en un artículo publicado en la misma revista.
Para evitar esta situación, los médicos deben contar con información de calidad que les permita aconsejar a las mujeres. Pero también, opina Casellas, "sería bueno reducir el número de cesáreas, tanto en el primer parto como en los siguientes". Como resume Spong, "ni el clínico ni el paciente tendrían que preocuparse [...] si la primera cesárea se hubiera evitado".